Recientemente comenté con un buen amigo la idea de que «los que estudian empresariales gestionan las empresas que crean los que no tienen estudios«. Le pareció un pensamiento interesante y lo compartió en su cuenta de Twitter, levantando casi de inmediato la típica polvareda de sentimientos enfrentados que cualquier idea un poco apartada del borreguismo genera hoy en día. Por favor, déjame que lo explique un poco mejor y quizás hasta me des la razón.
El comentario original es una idea que desarrollé en mi libro «Cómo iniciar tu proyecto de negocio» y que no te pido que lo compres, pero sí que leas la introducción gratuita que se puede ver en la página de Amazon, de la que extraigo el siguiente fragmento: «Los emprendedores no suelen tener estudios de dirección de empresas o formación en contabilidad. De hecho, muchos son pésimos empresarios, ya que las tareas cotidianas de la burocracia y el papeleo les aburren, lo que suele ser una de las razones más importantes para que no consigan llevar su proyecto hasta el final y se arruinen. El problema es… que las cualidades y competencias que hacen falta para ser un buen gestor no son las mismas que hacen falta para ser emprendedor. El emprendedor tiene una visión. El gestor la pone en práctica.»
Ahora déjame decirte que yo no soy un «consultor» de creación de empresas, que te cobre miles de euros por decir majaderías sobre cómo conseguir el éxito decorando la oficina con feng-shui o alineando los chakras del escritorio con los párpados cuánticos del subconsciente. Yo he montado unas 12 ó 13 empresas para mí y otras 5 ó 6 para otras personas. He liquidado algunas y me he arruinado dos veces (y las que me quedan). Así que cuando te digo que hay un problema en tal sitio, es que he perdido 18.000 € en inventario por un problema parecido. Y cuando te digo que hagas algo, es que he ganado 30.000 € haciendo ese algo. Y cuando te digo que no te descuides con los impuestos, es que he pagado unos cuantos recargos por impuestos (como tú, ¿verdad? ;-)).
Mi experiencia, la de arriesgar mi dinero poniendo algo en marcha y meterme el tortazo, es que el emprendimiento no es algo relacionado con las ganas de ganar dinero, éxito o reconocimiento, sino con la PASIÓN de convertir una idea en tu forma de vida. Y eso no tiene nada que ver con planes de negocio, esquemas de financiación, proyecciones de venta ni diseño de producto. Tiene que ver con una intranquilidad que no te deja dormir porque no dejas de tener ideas sobre cómo podrías llevar el negocio adelante. Lo que pasa es que la pasión no sirve para liquidar impuestos, hacer previsiones de inventario, planificar campañas de marketing o calcular el retorno de inversión. La mayoría de los emprendedores que he conocido no tienen ni idea de cómo lanzar o gestionar una empresa. Saben de lo suyo, pero no de gestión.
A la inversa, la mayoría de las personas que he conocido que habían hecho estudios de Empresariales, no tenían ni idea de negocios, más allá de la vaga percepción de que en algún lugar habría una forma de dar un pelotazo. Pero es que las «recetas seguras» para dar pelotazos no existen. Ese es el gancho con el que se vende la consultoría de Lean Startup o cualquier otro «método» de creación de negocios multimillonarios. Sabían de cuentas y planes, pero no de emprendimiento. La carrera de Empresariales no va de crear empresas, va de reducir el riesgo para los que invierten en crear y operar empresas.
A ver, no he visto cosa más estúpida en mi vida que el Plan de Negocio que TODOS LOS CURSOS de emprendimiento y TODOS LOS BANCOS que dan créditos ICO y TODOS LOS EXPERTOS que dan formación de creación de empresas te hacen rellenar. Sé hacerlo, sé enseñar a hacerlo, he escrito un libro de cómo hacerlo y me ratifico: es la mayor pérdida de tiempo para un emprendedor.
El objetivo del Plan de Negocio no es crear negocio, sino convencer a alguien de que el riesgo de invertir en ese negocio es cero o muy bajo, porque hay unas perspectivas de ventas, facturación y rentabilidad que «parecen» sugerir que en el plazo de 2, 3 ó 5 años podrían recuperar la inversión. Y, a continuación de «demostrarlo», te piden que avales con tu casa el crédito para garantizar que cuando esas proyecciones fallen podrás pagar las mensualidades. Vamos, sé sincero: cuando te han explicado en el curso de turno las ventajas del Plan de Negocio ¿no era una de las razones fundamentales poder presentar la idea al banco o a los inversores? Ahhh… o sea que no tiene nada que ver con poner un negocio en marcha, sino que es una herramienta de venta para convencer a alguien de una cosa que no es más que el cuento de la lechera.
¿Por qué es una pérdida de tiempo? En palabras de ese gran genio de los negocios (Mike Tyson): «todo el mundo tiene un plan, hasta que recibe el primer puñetazo«.
Los planes de negocio se extienden por hojas y hojas de Excel estimando que cada día entrarán tantos clientes, comprarán tantos productos, dejarán tal facturación, que dará una rentabilidad de tanto y podremos rentabilizar la empresa en 8 meses. ¡JA! Hasta que abres las puertas y ves que no entra nadie, o que entran 4, o que te devuelven 2 productos (rotos, por supuesto) por cada 10 que vendes, tirando por tierra los márgenes.
Podrías decirme que la financiación es un problema clave de la creación de empresas y que el Plan de Negocio es una herramienta de valor incalculable. Vamossss… vamos. Mira, la mayoría de los negocios se financian con fuerza de voluntad, con un matrimonio que hipoteca su vida para pagar las deudas, con unos padres y abuelos que prestan a ciegas a sus hijos los ahorros de su vida para poner en marcha su gran idea y con una mujer que pone la liquidación de su último despido a disposición del plan que le ha contado su pareja. El amor suele ser el gran motor de financiación de empresas. Hay otros negocios, hay otro mundo de otras dimensiones, pero tampoco suele funcionar por Planes de Negocio, sino por contactos, relaciones y favores.
Además, leyendo los comentarios que se hacen en estos casos me doy cuenta de que (casi) todos los que opinan tienen el «Síndrome de la Gran Empresa»: la única forma de hacer negocios es pegar un pelotazo. La única forma de crear empresa es con Lean Management. El único tipo de negocios que se pueden montar es una «fintech» o una «lawtech» o una «appfarm» o cualquier otra contracción que esté de moda. Por favor, déjate de tonterías, que hay muchos tamaños de empresa, muchos tipos de empresa y muchos tipos de emprendedor. Nadie sabe más de la realidad de un negocio que un taxista, el dueño de una cafetería o de una granja de patos y, sin embargo, todos esas empresas de consultoría Lean y todos esos cursos de creación de empresa les dejan de lado, como si no existieran, cuando la microempresa y el trabajo por cuenta propia son una de las mayores fuentes de riqueza y facturación del país.
No, no he visto a nadie en una escuela de Empresariales con esa pasión e intranquilidad que les hace dar el salto y gastarse los ahorros en montar su sueño. Los que estudian empresariales suelen ser gestores de los negocios que montan otros, porque son dos perfiles que se complementan: unos aportan las ideas y otros aportan la gestión. Si un emprendedor encuentra al gestor adecuado, tendrá éxito. Si un gestor encuentra al emprendedor adecuado, tendrá éxito. Y en las contadísimas ocasiones en que el emprendedor resulta ser un buen gestor, tendrá mucho éxito.
Así que no tengo nada en contra de la carrera de Empresariales, ni de los graduados en Empresariales ni de los gestores o jefes de departamento con esa formación. Al contrario, me parecen una pieza fundamental del éxito de un negocio, porque aportan la frialdad y objetividad que exige la gestión cotidiana de la empresa. Y si te gusta ese trabajo, te animo a que lo estudies y te hagas un gran profesional, porque haces falta. Pero NO SON EMPRENDEDORES.
Puede que existan, no lo niego. Pero yo no los he visto. La experiencia me dice que son personas distintas y lo que te pregunto no es si tienes sueños de ser un gran empresario, sino si CONOCES a alguien que haya montado una empresa que haya hecho Empresariales. Y recuerda que «empresa» no es sólo la que aparece en Expansión con motivo de una ronda de financiación de gran éxito (para cerrar las puertas al año y pico tras haberse fundido el dinero), sino todos los bares, repartidores, peluquerías y zapaterías que ves por la calle y que consiguen (a pesar de los bancos, los impuestos y los problemas) salir adelante mes tras mes. Eso es una empresa. La fintech con crédito ICO del despacho de enfrente es un juguete muy caro, pero no una empresa.
Esa gente no ha hecho empresariales. Tiene un tesón y una fuerza de voluntad de hierro y son el motivo por el que yo me puse a escribir libros de emprendimiento y dar clases de creación de empresa. Porque no tienen las competencias y técnicas que les pueden ayudar a reducir un poco los problemas. No saben lo que es un fondo de previsión o maniobra. No saben lo que es una cuenta en resultados. No saben proteger su patrimonio. Son currantes con pasión. No quieren ni necesitan un plan de negocio de 30 páginas que garantice al banco que va a recupera el crédito. Sólo quieren vivir de lo que les apasiona. Eso es un empresario (y puede que haya muchos en las escuelas de Empresariales). El resto, trabajan en las empresas que crean otros.
Creo que tienes razón soy dueña de un resto de 24 años y e pasado por todo hasta por esta pandemia y estoy en pie porque e sido previsora ( tengo 53 años y anteriormente me fundí tres veces en otros rubros venta de autos , peluquería , el primero en matrimonio je …) pero creo que es necesario la gestión . Muchas veces la pasión y otras el cansancio nos hace perder la objetividad y no nos damos cuenta . Tu información me interesa muchas gracias
Hola, María. Muchas gracias por el comentario y me alegro que te guste el artículo que compartí hace unos días.